16 de marzo de 2013

PAPA SIN PAZ

El Verde perdió por primera vez en el torneo como local y se empieza a despedir de la ilusión de salir Campeón, aunque no del ascenso. En un partido trabado y con un arbitraje desastroso, el Léon cayo 0-2 ante Centro Español.
Hay pocas cosas para rescatar de la tarde, pero me quiero detener en una: Este equipo de Troncoso no está acostumbrado a perder y la gente recobró ese espíritu de sentirse fuerte de local, sobretodo. Ituzaingó venía de campañas en que estaba acostumbrado a perder, tanto desde planteles anteriores, como de hinchas que se resignaban ante pobres presentaciones futbolísticas.
Este Ituzaingó tiene pasta de equipo con hambre de gloria, que a pesar de estar abajo en el marcador, con un jugador menos y un árbitro que permite cortar el juego permanentemente, vende cara la derrota, y no se resigna hasta que el hijo de puta de árbitro que toque, marque el final.
La primera etapa fue trabada y pareja, el Verde no se acomodó al nuevo esquema de casi seis volantes. El Pini Fernández no pudo suplir a Nilo y el Verde sólo generaba algo con Zampini. Centro Español, que poco había hecho, se puso en ventaja con un penal que Herrera cambió por gol.


En la segunda etapa, Troncoso mandó a la cancha a Pastrana, de buen partido, que fue lo más claro en ofensiva por la punta derecha del ataque del Verde. Pero el Titán no estuvo fino para empujarla y ni siquiera las carambolas en el área ni las malas salidas del 1 visitante fueron suficientes para llegar al empate. La más clara la tuvo Nelson Paz, que se erró un gol de esos que vamos a recordar por un tiempo largo, con el arquero vencido remató por sobre el travesaño. Ituzaingó ya jugaba con 10 por la expulsión de Presentado. Desde ese momento Ituzaingó intentó acorralar al visitante y tuvo chances para empatarlo pero son de esos días en que nada te va a salir. Y en una contra, Herrera puso el segundo (primera vez en el torneo que al Verde le convierten dos goles). Es cierto que el Verde no estuvo firme en defensa, pero está claro que con un jugador menos (un central además) y la necesidad de empatarlo, el orden queda en un segundo plano.
Y el final fue caliente, con en inútil (si es que no queremos pensar en manos negras) de Pafundi que se le va de las manos un partido sencillo. Un grito de más, una provocación desde adentro de la cancha hacia el público, casi termina en un quilombo que pudo ser mayor. No se entiende que carajo tienen en la cabeza algunos jugadores que creen que son guapos alambrado de por medio y después lloran si cobran. Para ser bocón, hay que bancarsela, o dedicarse a otra cosa. No hay nada más violento que un imbécil provocando.
En fín, borrón y cuenta nueva, a pensar en el reducido que se viene, aunque los números no estén sentenciados. Confiamos a muerte en este Cuerpo Técnico y jugadores, que desde afuera hacen notar que dejan todo por esta, mi única camiseta.
Vamos León !